August 23, 2025

True Orthodox Diocese of Western Europe

Russian True Orthodox Church (RTOC)

En qué creemos (What we believe in Spanish)


En el nombre de la Santa Trinidad dadora de vida e indivisa: Padre, Hijo y Espíritu Santo, un solo Dios. ¡Amén!
Creemos en un solo Dios, Creador del cielo y de la tierra, de todas las cosas visibles e invisibles, conocido en tres Personas: Padre, Hijo y Espíritu Santo; la consustancial e indivisa Trinidad. Confesamos lo que profesa el Santo Credo Niceno-Constantinopolitano, el Símbolo o compendio de la Fe.
Como lo vieron los Profetas, como lo enseñaron los Apóstoles, como lo recibió la Iglesia, como los maestros establecieron los dogmas, como toda la Iglesia estuvo de acuerdo, como brilló la Gracia, como la Verdad fue probada, como la falsedad fue expulsada, como se manifestó la sabiduría, como Cristo recompensó, así pensamos, hablamos y predicamos. (Sinódikon del Séptimo Concilio Ecuménico.)
Nuestra Santa Iglesia Ortodoxa cree en los dogmas aceptados de la Iglesia establecidos tal como Cristo los enseñó, como lo registraron las Sagradas Escrituras, como los interpretaron y transmitieron los Apóstoles, los Santos y los Concilios, y como la Iglesia siempre creyó en todos los lugares. Esta revelación de nuestro Señor, Dios y Salvador Jesucristo fue predicada por los Santos Apóstoles y confirmada y sellada por los Concilios Ecuménicos.
No tenemos comunión con ninguna “iglesia” que pueda llamarse “ortodoxa” pero que haya perdido su confesión de fe por herejías antiguas o por herejías más recientemente aparecidas que, en verdad, se basan en creencias que la Iglesia ya había rechazado; en particular rechazamos las herejías del Ecumenismo, que niega la plenitud de la Iglesia de Cristo en la Iglesia Ortodoxa, y el Sergianismo, que quiso hacer a la Iglesia de Cristo sujeta a autoridades sin Dios, ambas propagadas a través de los llamados “Patriarcados” de la “Ortodoxia Mundial” en estos últimos tiempos. Rechazamos el cambio del calendario de la Iglesia Ortodoxa que fue introducido en algunas de las llamadas “Iglesias Ortodoxas” con el fin de abrir camino al ecumenismo (ver la Encíclica de 1920 del Patriarcado de Constantinopla) y nos adherimos a las decisiones de los sínodos locales de 1583, 1593 y 1848 que rechazaron este nuevo calendario eclesiástico.
Rechazamos la herejía de la adoración-del-nombre, como lo hicieron los sínodos de Rusia y Constantinopla en 1913, la cual llega a creer que “en los mismos sonidos y las letras del nombre de Dios está presente la gracia de Dios” (Apología, p. 188) o, que es esencialmente lo mismo, que Dios está inseparablemente presente en Su nombre, lo que resulta finalmente en que Dios de alguna manera quede subordinado o sujeto al hombre; y además, que podemos considerarlo de algún modo a disposición del hombre. Es suficiente (incluso sin fe o inconscientemente) que un hombre pronuncie el nombre de Dios, y Dios de alguna manera está obligado por Su gracia a estar con ese hombre y a cumplir sus deseos. (Decisión del Sínodo ruso, 1913.)
Estamos de acuerdo con la encíclica del sínodo patriarcal de 1848 que afirma: “Conservamos las confesiones sin engaño que hemos recibido de los grandes hombres, apartándonos de toda innovación como una dictadura del diablo. Quien acepta una innovación considera la Fe Ortodoxa profesada como insuficiente. Sin embargo, esta Fe sin defecto ya fue sellada, y no puede aceptar ni disminución, ni añadidos, ni deterioro, y quien se atreviera a hacer esto o aconsejarlo o siquiera pensarlo, ya ha negado la Fe de Cristo y voluntariamente ha caído bajo la anatematización eterna por blasfemar al Espíritu Santo, al decir que las Escrituras y los Concilios Ecuménicos no nos dijeron la totalidad de la Fe. Todos aquellos que intenten innovar, por herejía o cisma, se han vestido voluntariamente con una maldición como con una prenda, aunque sean Papas o Patriarcas, o clérigos, o laicos, o incluso un ángel del cielo; ¡Anatema!”
Rechazamos la llamada teoría del “Ciprianismo” por considerarla herética porque afirma que una “iglesia” que profesa herejías puede ser la Iglesia de Cristo y que los verdaderos creyentes deberían simplemente ser “resistentes” pero al mismo tiempo miembros de tal cuerpo herético. También sostiene que los sínodos locales o más pequeños de la Iglesia no tienen poder para declarar que aquellos que han sido probados como herejes, según las enseñanzas de la Iglesia, ya no forman parte de la Iglesia. Profesamos que la Gracia santificante y los misterios existen sólo en la Iglesia Verdadera. San Cipriano de Cartago expresa esto a lo largo de sus escritos y sus enseñanzas sobre este asunto se convirtieron en norma para la Iglesia. San Cipriano de Cartago nos dice que “Fuera de la Iglesia no hay Espíritu Santo; además, no puede existir una fe sana” (Tratado sobre el Rebautismo 10 [a. D. 256]). Hasta nuestros tiempos, esta ha sido la confesión común de los Ortodoxos.
San Filareto de Nueva York dice: “Aquellos que atacan a la Iglesia de Cristo enseñando que la Iglesia de Cristo está dividida en las llamadas ‘ramas’ que difieren en doctrina y forma de vida, o que la Iglesia no existe visiblemente, sino que se formará en el futuro cuando todas las ‘ramas’ o sectas o denominaciones, e incluso religiones, se unan en un solo cuerpo; y que no distinguen el sacerdocio y los misterios de la Iglesia de los de los herejes, sino que dicen que el bautismo y la eucaristía de los herejes son eficaces para la salvación; por tanto, a aquellos que conscientemente tienen comunión con estos herejes mencionados o que promueven, difunden o defienden su nueva herejía del Ecumenismo bajo el pretexto de amor fraternal o de la supuesta unificación de cristianos separados, ¡Anatema!”
Y en la misiva del Santísimo Patriarca Tikhon respecto a la Living Church leemos: “Con todo esto, ellos, los modernistas, se habían separado de la unidad del cuerpo de la Iglesia Ecuménica, y se han privado de la gracia de Dios que mora sólo en la Iglesia de Cristo… Y todas las funciones y misterios que son realizados por aquellos obispos y sacerdotes que han caído de la Iglesia son sin gracia y los fieles que participan con ellos en la oración y en los misterios no sólo no reciben ninguna santificación sino que se sujetan a condenación por participar en su pecado (p. 291).”
‘Esta es la fe de los Apóstoles, esta es la fe de los Padres, esta es la fe de los Ortodoxos, esta es la fe que ha sostenido al mundo entero’ (Sinódikon del Séptimo Concilio Ecuménico).

Leave a Reply

Your email address will not be published. Required fields are marked *


Copyright © All rights reserved. | Newsphere by AF themes.